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HISTORIAS.

Hoy quería compartirles algo que me sucedió hace algunos días mientras me encontraba platicando con uno de mis tíos ya muy mayor, nos sentamos a platicar un rato mientras la tarde caía.

 

– A como van cambiando los tiempos, hace mucho tiempo para estos meses ya teníamos la milpa casi para labrar y hoy todavía no nos quiere llover bien.

Él se refería a la planta de maíz, que como ya les he platicado anteriormente en alguno de los blogs de la página, en el pueblo es el principal cultivo.

 

– En mis tiempos ya veías a todos los señores apurados con su yunta, unos venían, otros iban y así, ahora ya son muy pocos los que tienen su yunta para trabajar la tierra.

– No, antes la yunta se utilizaba para muchas cosas, para sembrar el maíz, para arrastrar las vigas y los morillos que se utilizaban para construir nuestras casas.

– Me acuerdo, para cuando se venía las fiestas de septiembre o de mayo, varios días antes ya las personas se alistaban y se iban al monte a cortar la madera que se usaba para el corral, para el jaripeo, en las tardes ya pasaban los señores enfrente de la agencia municipal con su yunta que venía arrastrando su madera para el corral, y ahí los van dejando, pero son costumbres que se van pasando ya no se ocupa eso, ahora ya el corral es de fierro.

– También recuerdo que antes para las fiestas el mayordomo tenía que comprar garrafones de aguardiente, porque antiguamente no había cervezas como ahora, no antiguamente eran unos garrafones grandes de vidrio, uno no alcanzaba para todo un día de fiesta de tantas personas que venían, era lo que el mayordomo regalaba para todos, aparte estaban los que vendían ellos igual traían sus garrafones de aguardiente, hasta tenían su red para poder cargarlos, ellos te vendían por cuartitos.

– Ahora los cigarros, esos no eran como ahora que vienen en cajetillas y de papel no, antes lo que se hacía era deshojar la mazorca de maíz y tratar de sacar las últimas hojas que cubren a la mazorca esas que están bien finitas y delgadas especialmente las escogían y las cortaban, hacían un rollo de esas hojas y ahora si les echaban un poco de tabaco se enrollaba bien bonito y a perderle un cerillo y ya tenían su cigarro, esos señores que fumaban mucho llevaban una bolsa ahí colgada con su montón de hojas de maíz y su buen puño de tabaco para hacerse su cigarrito.

– Pero todo va cambiando, ya después vinieron los cigarros como ahora, me acuerdo mucho de unos que se llamaban Tigres y los alitas esos eran muy famosos, pero igual creo que ya se terminaron, no los veo.

 Eso me contaba el tío, sentado en una silla en su corredor mientras veía al horizonte como el sol se ocultaba detrás del cerro que teníamos enfrente y yo sentado en el piso escuchando atento a todo lo que él me contaba. Si ustedes tienen la oportunidad de platicar con sus abuelos, tíos, o alguna persona mayor no desaprovechen esa oportunidad, muchos de ellos son en ocasiones la fuente de historia más verídica que pueden tener nuestras comunidades y en ocasiones la única forma de conocer la historia de nuestros pueblos.

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